martes, 31 de mayo de 2011

Puertos Ribagorza 2011 (Fernando Susin)

Una hora antes de que arrancase la prueba, aterrizábamos Jorge Lucia y yo por Graus. Tiempo más que suficiente para prepararlo todo y ubicarnos en un puesto de salida coherente con las pretensiones (Sin reflexionarlo mucho, me autoimpuse un tiempo final de 6:30 más o menos). Javier Gómez tuvo el detalle de recogernos el día de antes los dorsales, por lo que todo iba como la seda, hasta que… Aiii Paco, como te gusta remolonear con la almohada!! (Hay que decir, que con toda probabilidad, es de todos nosotros el que más madrugó, ya que venía desde Zaragoza. Pero lo cierto es que no lo suficiente). Tuvimos que esperar para darle el dorsal. Llegados a ese punto, me parecía mal dejarlo solo, y lo esperamos para salir todos juntos. El resultado fue que los tres íbamos cerrando prácticamente el pelotón y habíamos madrugado para estar en los puestos de delante. Ya no había solución, así que lo mejor era pasar página y deshacerse de la mala leche a base de pedaladas rabiosas.






Desde que se dio el pistoletazo de salida hasta que pasamos nosotros por el arco, transcurrieron más de seis minutos, tiempo en el que habíamos perdido toda posibilidad de ir con el grupo que nos interesaba. Tocaba un comienzo alocado. Jorge Lucia tomó la iniciativa y se puso a zigzaguear grácilmente entre el barullo de corredores. Lo perdí de vista sin darme tiempo a reaccionar. Una vez se hubo descongestionado la calzada y el pelotón dejaba espacio para pasar, me puse a tirar como si no hubiera un mañana.

Hacía dos semanas, Oscar Mateo, Fernando Alquezar y yo hicimos un entrenamiento por la zona, que particularmente me sirvió para reconocer el terreno. Únicamente excluimos del entrenamiento el puerto de Castillo de Laguarres, porque según me dijeron, era el menos trascendente. Así que con esa mentalidad me puse a pedalear. Con la de que iba a ser un repechillo y tenía que hacer todo lo posible por intentar meterme en un grupo interesante. Pronto dejé a Paco. Pasé junto a Fernando González y otro Asser (al que ya me disculpará, pero no pongo nombre) y apenas me dio para decirles “hola”. Continué alborotado hasta coger a Jorge Lucia. Para entonces, una vez más, el cuentakilómetros, no me aporta ningún dato más que la hora… Madre mía que mañanita me esperaba!

Y llegó el primer puerto. Nada cambiaba en mi recientemente decidido planteamiento; a darlo todo hasta enlazar con un grupo “de arriba”. Subí como si no conociese el resto del recorrido, ignorando la información que me aportó el entrenamiento de dos semanas atrás. El hecho de que no me adelantase absolutamente nadie y que lo hiciese con una facilidad impropia, era obviamente gratificante. Pero tampoco muy significativa, porque no estaba rodeado de los más fuertes y sobretodo, no habíamos sino comenzado.
Coroné y metí cabeza en un grupo grande. Hasta Graus fue todo muy sencillo salvo dos repechos contados en el que el grupillo se rompió. Me mantuve con los de delante y cómodo.

Al atravesar Graus me acordé de Fernando Alquezar, porque me pilló por sorpresa el badén en el que sufrió la caída ahora hace un año. Y mira que me lo advirtió! Una vez se acababa el pueblo, estaba colocado el primer avituallamiento en el que prácticamente todos pararon. Yo no tenía previsto hacerlo y continué. Por detrás unidades sueltas como yo, y por delante, a bastante distancia, un grupo grande. Fui sensato y me dejé caer hasta reagruparme con los que venían sueltos e intentar organizarnos para enlazar con el grupo. No sé si eran suecos o se lo hicieron, pero no les dio por colaborar que digamos... ¿He dicho sensato? Me inquietó el estar donde estaba y surgió el segundo arreón del día, decidiendo ir por mi cuenta a por el grupo de delante. Conseguí cogerlos e integrarme en él, pero no salí de rositas precisamente. La velocidad era rápida pese a ser el terreno tendido, y cuando más picaba el asunto, preferí descolgarme antes de quedarme vacío en la primera mitad del recorrido. Lo duro estaba aun por comenzar. El caso es que en ese momento el planteamiento para mí cambió. Ya no tenía tanta “hambre” de recuperar puestos. La fuerza extra había desaparecido y ahora tocaba administrar la que tenía.

En estas veo a Javier Gómez, que finalmente haría la prueba corta en lugar de la súper corta. Continúo y al poco cojo a otro Asser al que también saludo, pero nuevamente, no sé de quién se trata. Casi me dio “cosica” adelantarlo y todo... Menudos perniles se gastaba!!!

Una vez en Campo, se puede decir que ya me ubico e identifico el terreno. En adelante ya no habrá novedades ni sorpresas. En el segundo puerto (Serrate) me lo tomo con más calma. No me desgasto tanto como en el primero, y aun así, apenas me adelanta nadie. Pienso que la cosa va bien!




En Egea han puesto el segundo avituallamiento. Mi cabeza me dice que debería parar, pero cuando me quiero dar cuenta, las piernas ya han decidido seguir.
En el descenso que realizo acompañado únicamente por otro corredor, soy adelantado por un grupo que prácticamente lidera ¿¡Fernando Alquezar?! ¿En qué momento lo he adelantado? ¿En el avituallamiento tal vez? Me pongo a su altura y me comenta que ha tenido una avería. No intercambiamos muchos mas datos, por lo que no sé si la avería le ha hecho perder mucho o poco tiempo. Aun con todo, y dado que no tengo datos del cuentakilómetros, me conformo con la sensación de que algo sí he conseguido acercarme al grupo en el que pretendía estar.

En los primeros y más asequibles metros del tercer puerto (Bonansa), me descuelgo conscientemente de Alquezar, que sé sube como una alimaña. Superados los primeros túneles, hay una fuente natural en la que paro a llenar bidones y a echar (lo creáis o no) el primer pis de toda mi historia cicloturística (Confesaré que en la Jacetania 2009 eché un “pos” en mitad del puerto, jajaja). En fin. Alcanzo la cima con sensaciones similares al segundo puerto, con fuerzas y sin ser adelantado en exceso.

Una vez analizada la tabla de clasificación, en la que se da un tiempo intermedio en el alto de Bonansa, veo que pese a que Fernando ha coronado por delante de mí, he tardado minuto y medio mas en hacer esos kilómetros (más los seis de diferencia de la salida). El motivo, obviamente la avería. Con respecto a Oscar Mateo, me ha sacado casi nueve minutos, más los seis de diferencia del comienzo. Lo de Roberto Artal... para darle de comer a parte (pasta, siempre pasta).

Conclusión a posteriori con los datos de mitad de carrera; Si hubiésemos salido más adelante, es probable que la cosa hubiese cambiado. Cagüenla!!!

En fin. Último puerto (Espina). En este momento la bici se me atraganta, el maillot me estrangula, el casco me pesa, tengo que meter piñón grande por primera vez y ni aun así voy ágil… Ahora sí, tooooodos me adelantan. Solo pienso en que ya nada importa; clasificación, tiempos, entrenos… Solo quiero una ducha fresquita. Qué manera de sufrir!!! Una vez en Las Paules, parada obligada en el avituallamiento. Lleno bidones, me bebo tres cocacolas del tirón y cojo un plátano para comerlo en marcha. Una vez pasado el mini puerto de Fadas, me tiro pendiente abajo… Intento aprovechar para comer el plátano, pero se me cae al coger un bache… Estoy torpe debido al cansancio ¿Parar a recogerlo? Ni de coña…

Siempre me ha gustado acelerar en los descensos. No tengo especial respeto (quizás porque nunca he sufrido ninguna caida) y suelo bajar con entusiasmo e imprimiendo fuerza al pedal. El caso es que en esta ocasión simplemente me dejo llevar. Necesito recuperar, estirar la espalda, (los trapecios me están matando) y sobre todo, agruparme con gente para los largos y tediosos kilómetros que esperan.

Una vez en Castejón de Sos, me uno a un chico que me acaba de adelantar. Hace el trabajo sucio y me aproxima a otro grupito de tres. Juntos los cinco, hacemos el congosto de Ventamillo esperando que llegue el tren bueno. Nos alcanza otro grupo, pero no tienen intención alguna ya no de tirar, sino de colaborar y hacer relevos. Somos los dos del comienzo los que tiramos del grupo, salvo en los repechos, donde hay un par que de manera un tanto absurda se ponen a tirar como locos, para una vez superado, esperar al resto. Incomprensible. Finalmente nos coge un grupo que sí colabora. Estos van fuertes en bajada, en llano, en repechos… Tengo que poner especial empeño en donde me coloco para no quedar descolgado. Pese a que algo sí he recuperado, no estoy como para hacer excesos.

Los kilómetros pasan rápido, y observando la hora, veo que pese a los imprevistos iniciales, y el pajarón en el último puerto, voy a hacer un tiempo final de +/- 6:45 y uno real de +/- 6:40.


Nada más cruzar meta, está Javier Gómez (ya acicalado), Oscar Mateo, Alquezar, su mujer y Javier Moneva. Esperamos a Jorge Lucia que no tarda en aparecer, y luego vemos a Roberto Artal, que nos cuenta sus impresiones al conseguir el puesto 120. Paco tardó en cruzar meta, pero entre que pinchó, que se cayó, que tuvo que parar reiteradas ocasiones, y que entrena cuando puede ½ hora de spinning entre semana, más que suficiente! Tras esto, la ansiada ducha, dos platos de pasta, café y vuelta a casa.

Al igual que he hecho a mitad de la prueba, las conclusiones a posteriori con los datos de la clasificación son las siguientes:

1º El desgaste inicial por remontar, el ir en algunos momentos en solitario, hicieron que afrontara muy justo el último puerto. Y en él, las diferencias con mis “referencias Asser” se ampliaron.

2º Si vuelvo a madrugar para colocarme bien en la salida, me colocaré bien en la salida.

3º Estoy contento porque este año, me veo con opciones de conseguir la ansiada medalla de oro en la QH.

Enhorabuena a todos, y a algunos de vosotros os veo en Jaca el próximo sábado!! Y si no el domingo, Alquezar… ;D

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